domingo, 4 de diciembre de 2011

Desarrollo

A continuación abordaremos unas preguntas respecto a las capitulaciones de Santa fe
¿Que era lo que pedía Cristóbal Colón en ese documento? 
En ese documento se recogían los acuerdos alcanzados entre los reyes católicos y Cristóbal Colon sobre la expedición a realizar a las Indias a través del océano atlántico 
¿Cuando fueron estipuladas las capitulaciones y en donde ? 
Estipuladas en la ciudad de Santa Fe de la vega de Granda el 17 de abril de 1492, entre los reyes católicos Fernando e Isabel por una parte, y por Cristobal Colón por la otra; tenían por finalidad el regular las condiciones en que se realizaría la proyectada expedición hacia "las indias", que terminó llevando a Colón a las costas de América. Las mismas no fueron pensadas en forma de contrato bilateral, sino en forma de concesión y merced, a la manera de muchos otros documentos firmados por los reyes en aquel tiempo
¿Conocía Colón antes de 1492 las tierras de América? 
Se dice que colon no dejo de realizar insistentes viajes a las islas Madeira Azores y Canarias entonces fue que el tuvo la idea de que dios le había abierto la voluntad de que el fuera rey de esas tierras, fue así que Colon se propuso así mismo.Y aunque posiblemente Colon no fue el primer  explorador europeo de America puede afirmarse que descubrio un nuevo continente para la civilizacion Europea
¿Según los acuerdos matrimoniales en Castilla antes no podían actuar como tales en castilla  así que quien lo nombro? 
Por lo tanto en estas capitulaciones Juan de Colombo actúa como secretario del rey como notario mayor de Cantaluya-Aragon.

Cristóbal Colón
¿A quien crees que benficie mas, a Cristobal Colon o a los reyes Catolicos?
 Los reyes aceptaron todas las mercedad solicitadas, excepto de exclusividad en los pleitos, que dejaron pendiente de verificacion, y entregaron a colon una serie de documentos para su comision tales como una carta de presentacion,en latín) para los príncipes cristianos que pudiera encontrar, otra (también en latín) para el Gran Khan que reinaba en China, los privilegios pedidos por Colón (nombramientos de Almirante y Virrey), una merced del título de don, y cinco provisiones para la puesta en marcha de la expedición. Entre ellas figuraban un seguro para que pudieran enrolarse en la expedición quienes tuvieran delitos pendientes, así como una orden a los vecinos de Palos de la Frontera para que pusieran a disposición de Colón las dos carabelas que estaban obligados a pagar "por haber deservido". Esta ultima provisión explica en parte -se han tejido las más diversas hipótesis al respecto- por qué se escogió Palos de la Frontera como punto de partida. Dicha Villa estaba castigada por haber deservido, es decir, por no haber servido a los Reyes (no sabemos cuándo, pero posiblemente durante la guerra de Granada), a pagar dos carabelas al servicio de la Corona por el tiempo de un año. Para la expedición hacían falta tres, con lo que el problema se redujo a buscar la tercera. La provisión ordenaba a los paleños entregar a Colón las dos carabelas. 

¿Por que las capitulaciones de Santa fe, forman parte de la genesis del derecho indiano americano?

 El derecho indiano es el conjunto de disposiciones legislativas o reglas jurídicas que promulgaron los monarcas españoles o sus autoridades delegadas, tanto en España como en América, para ser aplicadas, con carácter general o particular, en todos los territorios de las Indias Occidentales, durante los siglos XVI, XVII y XVIII principalmente, dominados por España.
En sentido amplio, el derecho indiano es el sistema jurídico que se aplicó en América durante los tres siglos de dominación española, en este derecho se comprendían:
  • Las normas creadas especialmente para las indias en la metrópoli y en los territorios americanos.
  •  El derecho castellano, utilizado a falta de disposiciones especiales.
  • El derecho indígena, propio de los aborígenes.

¿El proyecto de Colón se basaba en tres ideas generalmente admitidas en el Renacimiento. ¿Cuáles?

-La esfericidad de la Tierra.
-La unicidad del Océano y la subsiguiente posibilidad de atravesarlo navegando hacia Occidente.
-Las dimensiones atribuidas al globo terráqueo y al grado del círculo terrestre.

¿Porqué este nuevo continente descubierto fue llamado América? ¿Quién le puso ese nombre? ¿Cómo lo llamaron los españoles hasta el siglo XVIII? Por el nombre del hombre que demostró que Cristóbal Colón estaba equivocado. Américo Vespucio. Indias Occidentales.

¿Qué fue el tratado de tordesillas? ¿Entre quienes y sobre que fueron las capitulaciones de Santa fe?

 El tratado de tordesillas fue el tratado que firmaron el rey Fernando de Castilla y la reina Isabel de Aragón el 7 de junio de 1494 el cual establecía el reparto de zonas de conquista y anexión del nuevo mundo mediante una línea divisoria del Océano Atlántico y los territorios adyacentes

La primera cláusula del tratado establecía una línea imaginaria de demarcación, de norte a sur, distante 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (meridiano 46º 35’), de manera que en adelante todo lo que se descubriera al este de dicha línea pertenecería al rey de Portugal y a sus sucesores, y lo encontrado al oeste sería “para los dichos señores rey y reina de Castilla y de León y a sus sucesores para siempre jamás”.

En demanda y confirmación de la plena soberanía castellana sobre los recién hallados territorios, Isabel y Fernando acudieron al veredicto papal. La arraigada tradición teocrática de los pontífices romanos imponía la aceptación de su arbitraje en el mundo cristiano en estos asuntos territoriales. Le correspondió pues al valenciano Rodrigo Borja, a la sazón titular de la sede de San Pedro como Alejandro VI, proceder al reparto de las tierras y los océanos del Nuevo Mundo entre las dos potencias que optaban a su descubrimiento, colonización y dominio: Castilla y Portugal. En las cuatro bulas Alejandrinas de mayo a septiembre de 1493 (las dos Inter Cœtera, Eximiœ Devotionis y Dudum Siquid












sábado, 3 de diciembre de 2011

El proyecto descubridor Colombino

Por los años 1480-1482, Cristóbal Colón era un buen navegante, un hombre práctico y autodidacta, pero carecía de ciencias y saberes teóricos: "En la marinería me hizo abundoso; de astrología me dio lo que abastaba, y así de geometría y aritmética". Para elaborar su plan descubridor, Colón, que era más medieval que moderno, y se sentía instrumento de la Providencia, utilizó varias fuentes informativas: la Historia rerum ubique gestarum del papa Pío II; la Imago Mundi del cardenal francés Pierre d'Ailly; y la Correspondencia y Mapa que, en 1474, el sabio florentino Paolo del Pozzo Toscanelli había hecho llegar al rey de Portugal a través de su amigo, el canónigo lisboeta Fernando MartinsDe las dos primeras obras, que eran como enciclopedias del saber del momento y que estudió muy detenidamente, como demuestran las casi 1.800 apostillas o anotaciones al margen, extrajo referencias muy concretas sobre parajes bíblicos, situados en el fin del Oriente, como el Paraíso Terrenal, los Jardines del Edén, Tarsis y Ofir, el reino de Saba, los montes de Sophora, la isla de las Amazonas, que pronto situaría en distintas zonas de las Indias, porque para él allí estaba el extremo de Asia. De Toscanelli, que seguía a Marco Polo, recogió Colón todo lo relativo al gran kan, a la tierra firme asiática (Catay, Mangi y Ciamba) y sobre todo al Cipango, isla distante 1500 millas del Continente y famosa por su riqueza. Sin embargo, hay un punto en el que Colón discrepaba del sabio florentino: las distancias entre ambos extremos del Océano. Toscanelli asignaba al mismo 120 grados de la esfera terrestre (casi el doble de la que en realidad tiene), y, aunque situaba algunas islas en el camino, la empresa resultaba muy arriesgada. Por esta razón, los portugueses, tras estudiar el plan, lo rechazaron y archivaron. Colón, sin embargo, sabía que, en el capítulo de las distancias, Toscanelli estaba equivocado: al empezar el viaje descubridor, anunció que las primeras tierras se encontrarían a 800 leguas de las islas Canarias para defender su proyecto ante los expertos, tenía que entrar en mediciones sobre el grado y la esfera terrestres. Coincide con Alfragano: 1 grado = 56 millas y 2/3 (milla árabe de casi 2,000 metros); por tanto, la circunferencia del ecuador era igual a 20,400 millas. Esto daría 40,000 kilómetros para la circunferencia del ecuador (prácticamente la medida real). Sin embargo, Colón achica la esfera terrestre y da al ecuador una medida de unos 30,000 kilómetros, es decir una cuarta parte menos, porque está manejando la milla itálica, de unos 1500 metros. Hacia 1483 o 1484 defendió este proyecto ante los portugueses, que lo rechazaron. De mediciones, cálculos y Toscanelli, ellos sabían más que Colón. No les aportaba nada nuevo y además exigía mucho.

Acuerdos y Beneficios

Después de muchas tentativas de que intercediera favorablemente de nuevo el monasterio de La Rábida y fray Juan Pérez, los Reyes Católicos, en un acto personal, no científico, decidieron respaldar el plan colombino. El 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe o documento-contrato, que estipulaba las condiciones en que Cristóbal Colón haría el viaje descubridor.
El documento tiene dos partes, un preámbulo sorprendente que dice así: "Vuestras Altezas dan e otorgan a don Cristóbal Colón en alguna satisfacción de la que ha descubierto en las Mares Océanas y del viaje que agora, con el ayuda de Dios ha de fazer por ellas en servicio de Vuestras Altezas, son las que se siguen". Ese "ha descubierto" es, para los partidarios de la teoría del Predescubrimiento, la prueba documental decisiva, ya que Colón se atribuye, antes de 1492, descubrimientos en el océano que ahora transfiere a los Reyes Católicos, en virtud de lo cual estos le corresponden dándole una serie de privilegios, que forman la segunda parte del documento:
 El oficio de almirante de la Mar Océana, vitalicio y hereditario, en todo lo que descubra o gane, y según el modelo del almirante mayor de Castilla.
 Los oficios de virrey y gobernador en todo lo que él descubra o gane. No se habla de hereditariedad. Para cubrir los cargos en las Indias, puede proponer terna a los reyes para que estos escojan.
La décima parte de todas las ganancias que se obtengan en su almirantazgo.
 Que todos los pleitos relacionados con las nuevas tierras los pueda resolver él o sus justicias. Este punto nunca se cumplió porque estaba condicionado a los precedentes castellanos.
 El derecho a participar con la octava parte de los gastos de cualquier armada, recibiendo a cambio la octava parte de los beneficios.
Con este documento capital y otras mercedes, se dirigió a la villa de Palos a preparar la flota descubridora.

El Documento


El documento tiene dos partes: un preámbulo que afecta al descubridor y, en segundo lugar, los cinco puntos siguientes que afectan a los reyes. El preámbulo ha dado mucho que hablar porque es curioso por demás. Dice así: “Vuestras Altezas dan e otorgan a don Cristóbal Colón en alguna satisfacción de lo que ha descubierto en las Mares Océanas y del viaje que agora, con el ayuda de Dios ha de fazer por ellas en servicio de Vuestras Altezas, son las que se siguen.


Se destaca el ha descubierto porque no es un error en lugar de ha de descubrir como algunos habían creído. Los que aceptan el predescubrimiento consideran que ésta es una prueba documental contundente. La explicación correcta de este término, y por tanto del preámbulo, era que Colón se atribuía descubrimientos y navegaciones por el Océano anteriores a 1492. Como fue el primero (cristiano) que lo navegó y descubrió podía tomar posesión y reservárselo. Sin embargo, al no poder dominarlo por falta de recursos busca unos reyes que lo respalden. Una vez encontrados (Reyes Católicos), les transfiere a ellos la posesión o señorío y estos, a partir de ese momento, pasan a ser señores de las mares océanas y, por lo tanto, pueden corresponder dándole lo siguiente:




1.º El oficio de almirante de la mar océana en todo lo que se descubra o gane. Este oficio será vitalicio y hereditario, equiparando en todo a sus titulares con el almirante mayor de Castilla, don Alfonso Enríquez.
2.º Los oficios de virrey y gobernador en todo lo que él descubra o gane. No se habla de hereditariedad. Para cubrir los cargos, se le reconoce el derecho a proponer terna a los reyes para que éstos escojan.
3.º La décima parte de todas las ganancias que se obtengan dentro de su almirantazgo.
4.º Este capítulo nunca se cumplió, pues estaba condicionado a los precedentes castellanos y aquí no se dieron. Colón pretendía resolver personalmente o a través de sus representantes todos los pleitos derivados del tráfico con las nuevas tierras.
5.º El derecho a contribuir, si así lo deseare, con la octava parte de los gastos de cualquier armada, recibiendo a cambio la octava parte de los beneficios.
Pocos días más tarde (30 de marzo) recibía otro documento (éste no era contrato, sino merced, y por tanto revocable) por el que se daba carácter hereditario a los oficios de virrey y gobernador.

También se le concedía el tratamiento de don (privilegio solo de nobles muy relevantes). Resueltas las compensaciones que llamamos privilegios colombinos, sonó la hora de descubrir. "

Resolución para el Nombramiento de Almirante

El 17 de abril de 1492 se firmó en Santa Fe de la Vega de Granada, un importante documento de incalculable valor histórico. En dicho documento, que se conoce con el nombre de “Capitulaciones de Santa Fe”, quedaron estipuladas todas las condiciones establecidas entre Colón y la Corona, mediante las cuales se llevaría a cabo la empresa del Descubrimiento.

La primera condición que registra el documento es que “Vuestras Altezas como Señores que son de las dichas Mares Oceanas fazen dende agora al dicho don Christoval Colon su almirante en todas aquellas islas y tierras firmes que por su mano o industria  se descubrirán o ganaran en las dichas Mares Oceanas para durante su vida, y después del muerto, a sus herederos e successores de uno en otro perpetualmente con todas aquellas preeminencias e prerrogativas pertenecientes al tal oficio, e segund que don Alfonso Enriquez, quondam, Almirante Mayor de Castilla, e los otros sus predecessores en el dicho Officio, lo tenían en sus districtos”.

La segunda condición que impone el noble navegante es que “Vuestras Altezas fazen al dicho don Christoval su Visorey e Gobernador General en todas las dichas tierras firmes e yslas que como dicho es el descubriere o ganare en las dichas mares”…

De este contrato de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos, algunos historiadores han llegado a decir que nunca se vio ni se verá otro parecido, habida cuenta que es un tratado sobre lo desconocido, y en el que el navegante va demandando y la Corona accediendo. Y así fue como con estos relevantes honores y codiciadísimos oficios, el hijo del Príncipe de Viana, sobrino de los Monarcas, de golpe y porrazo fue elevado a las más altas cúspides de la Grandeza castellana.

De entre todo lo expresado en las “Capitulaciones de Santa Fe”, cabe resaltar tres cosas.

La primera es que se le nombra Almirante, es decir, como figura en el diccionario de la Real Academia Española; Almirante es “el que en las cosas de mar tenía jurisdicción con mero mixto imperio y con mando absoluto sobre las armadas, navios y galeras”.

La segunda es que también se le nombra “Visorey e Gobernador General”. En el diccionario recientemente citado, dice que Visorrey –Virrey es el “Titulo con el que se designó a quien se encargaba de representar en uno de los territorios de la Corona, la persona de Rey ejerciendo plenamente las prerrogativas regias”.

Referentemente al cargo de Gobernador General, Jesús Lalinde Abadia en su publicación  “La Institución Virreinal en Cataluña (1471-1716)” nos cuenta que “en los territorios de la Corona de Aragón se considera Gobernador General nato al Primogénito del Rey”.

Con relación al mismo tema, Federico Udina Martorell, exdirector del Archivo de la Corona de Aragón, en una ponencia “Las Capitulaciones de Colom y el Mediterráneo”, presentada en el Congreso Internacional de Estudios Históricos, “Las Islas Baleares y América”, Palma de Mallorca, enero del 1992, organizado por el Institut d’Estudis Baleàrics, relata”:

“En la Corona de Aragón, a fines del del siglo XV se halla establecido un sistema ordinario de Administración, que es el de la Gobernación general, con una larga tradición, pues arranca de mediados del siglo XIV, en que, a su vez, sustituyó al sistema de Procuración general, procedente de los comienzos del siglo.

Este sistema tiene su centro en un Gobernador general, cargo adscrito al Primogénito del Rey y ejercido en defecto de aquél por el infante a quien se le suponga heredero del Reino.

El Gobernador general, dotado de jurisdicción ordinaria, y cuyo poder tiene su origen en la ley, y no en el Rey, tiene representantes en los distintos territorios que integran la Corona, los cuales poseen características particulares, determinadas por la constitución política de cada uno de los indicados territorios”.

De los tres títulos otorgados a Colón en las Capitulaciones de Santa Fe, cabe resaltar que el de Almirante aparece en la organización castellana, y el de Virrey y Gobernador General en la Corona de Aragón. En la época del descubrimiento, en Castilla no existían los Virreyes.

La tercera es que se le concede el titulo de Don.

Con relación a este asunto, Juan Manzano, en su libro “Cristóbal Colón, siete años decisivos de su vida, 1485-1492”, cuenta que “el Don, eran un titulo honorifico y de dignidad que antepuesto solamente al nombre, no al apellido, se otorgaba en aquella época a contadas personas, aun de la más alta nobleza. Lo usaban los reyes y los miembros de su familia. También, los nobles de elevado rango y sus descendientes. Era muy codiciado en aquel tiempo, y solía concederse en casos excepcionales”.

Ante tales acontecimientos es inadmisible aceptar que los Reyes Católicos, considerados por mucha gente, los Monarcas más autoritarios de aquella época, nombrasen Almirante y Visorey e Gobernador General y le concedieran el titulo de Don, antes de descubrir nada, a un sin papeles, extranjero, que además, y esto lo afirman muchos historiadores, había estado al servicio de Renato de Anjou, Rey de Provenza, el temible rival de la Corona de Aragón, navegando con sus corsarios.

El Almirantazgo de Castilla fue una dignidad castellana creada por el Rey Fernando III el Santo para la conquista de Sevilla, nombrando como primer Almirante a Ramón de Bonifaz en 1247 y que perduró hasta el año 1705. Este titulo se encontraba revestido de gran autoridad, poder y preeminencias, que aparecen especificadas por Alfonso X el Sabio en la segunda partida de las Leyes; en ella se decía que quien fuese elegido, tenía que llegar ante el Rey ataviado con valiosas vestiduras de seda, recibir un anillo en la mano derecha, en señal de la honra que se le hacía, una espada representando el poder delegado, y un estandarte con las armas reales. El almirante residía ordinariamente en Sevilla, por estar allí las Atarazanas Reales y ser lugar donde se armaban y organizaban las flotas y radicar allí también el tribunal especial marítimo. Entre las múltiples atribuciones y facultades del Almirante, figuraban tener voz y voto de calidad en el Consejo.

Desde 1405 hasta 1705, en que este cargo desaparece, se constituyó en patrimonio de los Enriquez, descendientes del infante Fadrique de Castilla, hijo natural del Rey Alfonso XI el justiciero.  Alonso Enriquez, por concesión de Enrique III, fue el primero de esta familia que ostentó el Almirantazgo.

Alonso Enriquez fue hijo bastardo del infante Fadrique Alfonso de  Castilla, permaneció oculto mientras vivía su tío Pedro I de Castilla. El portugués Fernán López escribió en 1384 que el Almirante fue hijo de una judía de Guadalcanal llamada Paloma.

Don Alonso nació en 1354 en Guadalcanal. En 1389 recibe de Juan I la villa de Aguilar de Campos, que constituye el primer paso en la construcción de un sólido patrimonio personal. Hacia  1402 desempeña el cargo de Adelantado mayor del reino de León y la alcaldía del castillo de Medina de Rioseco.

En 1405 Alonso Enriquez recibió de Enrique III el titulo de Almirante Mayor de Castilla.

En 1421, Juan II, le otorgó el señorio de Medina de Rioseco “por los muchos e buenos e leales e notables e señalados servicios que fecisteis al Rey Don Juan mi abuelo e al Rey Don Henrique mi padre e mi señor, e abuelos fecho e fazes a mi ”, lugar que él elige para establecerse y fundar mayorazgo a favor de sus hijos.

Don Alonso tuvo siempre gran fidelidad a la Corona. En la vida cortesana era siempre la figura más destacada, no había gestión política, entre la nobleza, sín que antes se contase con su persona, igualmente en las fiestas palaciegas rara fue la vez en que no desempeñase un importante papel.

Alonso Enriquez se casó con Juana de Mendoza. Tuvieron trece hijos.

Fuera del matrimonio tuvo a Juan Enriquez, a quien su padre, antes de ir a Sevilla, lo dejó como capitán general de la flota ya que era un “esforzado y buen caballero.”

Murió en Guadalupe en 1429 a los 75 años.

Su primogénito, Fadrique Enriquez, segundo Almirante y primer Conde de Melgar, heredó el titulo de Almirante con las posesiones y dignidades que fueron de su padre: Rico-hombre, Maestre  de la Orden de Santiago, señor de Medina de Rioseco, Castroverde,  Torrelobatón, Mausilla, Rueda, Melgar, Villada, Villabragima, Palenzuela, Malmanda, Castillo de Santa Cruz, Villas de Arcos y de Peñafiel, Simancas,  Castilberrón y algunos más.

Esteban Ortega Gato, en  un interesante artículo: “Los Enriquez, Almirantes de Castilla”, describe:

“Don Fadrique estuvo casado dos veces. Primeramente con Doña Marina de Córdoba Ayala y Toledo, cuarta señora de Casarrubios y Arroyo Molinos, hija de Don Diego Fernández de Córdoba, primer Señor de Baena y de Doña Inés de Ayala; con Doña Marina tuvo una hija solamente, Doña Juana, reina de Aragón y madre del Rey Católico Don Fernando.

La primera mujer murió prematuramente, Don Fadrique contrajo matrimonio nuevamente con Teresa de Quiñones, hija de Diego Quiñones, de la Casa de Luna. De este segundo enlance nacieron Don Alonso, tercer Almirante; Don Pedro, Señor de tarifa y Adelantado de Andalucía, de quien se conserva en Sevilla la famosa casa de Pilatos, por encargo suyo erigida en 1500; Don Enrique, tío y Mayordomo mayor de los Reyes Católicos y Almirante de Sicilia; Doña María, casada con García Álvarez de Toledo, primer Duque de Alba; Doña Leonor que casó con Don Pedro Álvarez Osorio, segundo Conde de Trastamara y Marqués de Astorga; Doña Inés, mujer de Don Lope Vázquez de Acuña, segundo Conde de Buendia y señor de Dueñas; Doña Aldonza, desposada con el Duque de Cardona y Doña Blanca, religiosa en el Monasterio de Santa Clara de Palencia”.

Don Fadrique falleció en 1473, sus restos se depositaron en el Monasterio de Santa Clara de Palencia.

El tercer Almirante, llamado como su abuelo, Alonso Enriquez, a quien los Reyes Católicos llamaban nuestro primo, participó como sus  antecesores en los avatares políticos en tiempos de Enrique IV y primeros años del reinado de Don Fernando y Doña Isabel de Castilla. Murió en 1485. Le sucedió como cuarto Almirante su hijo Fadrique Enriquez.

Jesús Lalinde en su libro; “La Institución Virreinal en Cataluña (1471-1716)”, nos da a conocer acerca del cargo de Virrey toda una serie de interesantes datos, dignos de tener en cuenta. “El Virrey ocupa el solio real, esto es, se sienta en el mismo lugar que el rey, y goza de las mismas prerrogativas, honores y privilegios que éste, con preferencia sobre todos los prelados, y magistrados… no hay en su época y dentro de los territorios de la Corona otra figura que tenga mayor relieve, si se exceptua el propio Rey”.

En consecuencia, el Virrey es la más alta de las magistraturas en el principado, representante de la persona del monarca en el aspecto político, considerándosele teóricamente un ‘alter nos’ hasta en el hecho de ser considerado su asesinato como delito de lesa majestad en primer grado.

Lalinde también haciendo referencia a las personas en quienes recae el nombramiento nos dice que “la importancia del cargo, superior a cualquier otro dentro del territorio, presupone el que ha de recaer en personas de gran porte. Así lo indican los propios Reyes y lo recoge la doctrina contemporánea a la institución.

En Cataluña, al igual que en los territorios aragoneses de Italia, se inaugura con una persona de la familia real: el Infante Don Enrique de Aragón. Parece como si esto quisiera dar la medida de la importancia del cargo… el principal oficio del Virrey es la administración de la justicia.”

Con relación a la petición de Cristóbal Colón del cargo de Virrey y Gobernador General a perpetuidad de cuantas tierras descubriese viajando hacia Occidente, Federico Udina Martorell, afirma que esto evidencia que él conocía la estructura política de la Corona de Aragón, ya que el cargo de Virrey era poco conocido en Castilla, y el de Gobernador General, con esta denominación de General, no existía en la Corona de Castilla.

Cabe puntualizar que, a la sazón, y conforme a las Instituciones Catalanas, el heredero de la Corona asumía el gobierno de Cataluña a titulo de Virrey y Gobernador General. Este cargo correspondía al Príncipe de Viana, puesto que Don Alfonso V, en Nápoles, al 26 de junio de 1457, le había declarado Príncipe heredero y sucesor después de su padre, de los Reinos de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, Sicilia y del principado de Cataluña. Este dato nos desvela la razón  por la cual Colón reivindicó con tanto ahinco a los Reyes el cargo de Virrey y de Gobernador General, bien parece con la finalidad de igualarse en cuanto a ciertos honores y preeminencias a su padre el Príncipe de Viana.

También en abril de 1492, es decir, varios meses antes del descubrimiento de América, los Reyes ya reconocieron documentalmente la nobleza de Colón.

En el Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona, se conservan juntamente con la copia cancilleresca de las “Capitulaciones de Santa Fe”, dos salvoconductos que también en copia de cancillería expidieron Don Fernando y Doña Isabel a favor del Almirante y Virrey, para que nadie pusiese impedimento para realizar el viaje que en servicio de los Monarcas se proponía llevar a cabo.

El primero de estos documentos en el que lo declaran noble es el pasaporte de Colón. En un fragmento de él, podemos leer: “ Enviamos al Noble Cristóbal Colón, con tres carabelas por el Mar Océano hacia las Indias”. Dado en Granada, 16 de abril de 1492. Yo el Rey. Yo la Reina. El Rey y la Reina me ordenaron esto a mí, Juan de Coloma”.

El segundo salvoconducto para el descubrimiento del Nuevo Mundo es una carta de los Reyes Católicos al Soberano de Catay. En este documento se dice: “Por ello hemos decidido enviaros a nuestro Noble Capitán Cristóbal Colón, dador de la presente. Desde Granada, 30 de abril de 1492. Yo el Rey. Yo la Reina. Coloma Secretario.

Las Capitulaciones de Santa Fe y estos dos mencionados Salvoconductos son los tres únicos documentos relativos al Descubrimiento de América, que se registraron en la Cancillería de la Corona de Aragón.

Colón se sentía como hijo de Rey. Esta es la verdadera razón por la cual reivindicó y le concedieron en Santa Fe los Reyes Católicos, títulos, honores y privilegios reservados a personas de noble alcurnia y de sangre real.


jueves, 1 de diciembre de 2011

Colón en Castilla


A finales de 1484 o principios de 1485 dejó Portugal lo más secretamente que pudo y entró en Castilla: "Siete años estuve yo en su real corte, que a cuantos se habló de esta empresa todos a una dijeron que era burla", recordaría después. Tras arribar con su hijo Diego a algún puerto del golfo de Cádiz, quizá Palos de la Frontera, visitó el monasterio franciscano de Santa María de La Rábida, en donde siempre halló Colón ayuda material, amigos y conversación.
El 20 de enero de 1486, los Reyes Católicos recibieron por primera vez a Colón en Alcalá de Henares (Madrid), y a continuación nombraron una junta de expertos para valorar el proyecto colombino. La voz de la ciencia, al igual que en Portugal, le fue contraria.
A pesar de que muchos no daban crédito a lo que prometía, nunca faltaron protectores a Colón. Algunos de los más constantes fueron frailes con influencia ante los Reyes, como el incondicional, buen astrólogo y entendido en navegación, fray Antonio de Marchena. Otro religioso influyente, maestro del príncipe don Juan, y siempre favorable a Colón fue fray Diego de Deza. Es posible que el futuro descubridor revelase a ambos sus conocimientos en secreto de confesión. Un tercer religioso, decisivo en 1491 y 1492, fue el fraile de La Rábida, Juan Pérez. En la última fase de la negociación, además de hombres de religión, el genovés contó con el apoyo de algunos cortesanos distinguidos, como fue el caso de Luis de Santángel, Juan Cabrero o Gabriel Sánchez.Entre los años de 1487 y 1488, mientras esperaba en Córdoba la decisión de los Monarcas, conoció a Beatriz Enríquez de Arana, una joven de humilde procedencia, que el 15 de agosto de 1488 le dio un hijo: Hernando Colón. Para hacer frente a sus necesidades, trabajó con sus manos pintando mapas de marear o portulanos que vendía después a los navegantes, e hizo de mercader de libros de estampa. En 1488, invitado sorprendentemente por el rey portugués Juan II, parece que hizo un viaje rápido a Portugal. Poco después, se movía por Andalucía y visitaba a los duques de Medinasidonia y a los de Medinaceli, mientras llegaba a su fin la guerra de Granada, que tenía ocupados a los Reyes CatólicosA finales de 1484 o principios de 1485 dejó Portugal lo más secretamente que pudo y entró en Castilla: "Siete años estuve yo en su real corte, que a cuantos se habló de esta empresa todos a una dijeron que era burla", recordaría después. Tras arribar con su hijo Diego a algún puerto del golfo de Cádiz, quizá Palos de la Frontera, visitó el monasterio franciscano de Santa María de La Rábida, en donde siempre halló Colón ayuda material, amigos y conversación.
El 20 de enero de 1486, los Reyes Católicos recibieron por primera vez a Colón en Alcalá de Henares (Madrid), y a continuación nombraron una junta de expertos para valorar el proyecto colombino. La voz de la ciencia, al igual que en Portugal, le fue contraria.
A pesar de que muchos no daban crédito a lo que prometía, nunca faltaron protectores a Colón. Algunos de los más constantes fueron frailes con influencia ante los Reyes, como el incondicional, buen astrólogo y entendido en navegación, fray Antonio de Marchena. Otro religioso influyente, maestro del príncipe don Juan, y siempre favorable a Colón fue fray Diego de Deza. Es posible que el  futuro descubridor revelase a ambos sus conocimientos en secreto de confesión. Un tercer religioso, decisivo en 1491 y 1492, fue el fraile de La Rábida, Juan Pérez. En la última fase de la negociación, además de hombres de religión, el genovés contó con el apoyo de algunos cortesanos distinguidos, como fue el caso de Luis de Santángel, Juan Cabrero o Gabriel Sánchez.Entre los años de 1487 y 1488, mientras esperaba en Córdoba la decisión de los Monarcas, conoció a Beatriz Enríquez de Arana, una joven de humilde procedencia, que el 15 de agosto de 1488 le dio un hijo: Hernando Colón. Para hacer frente a sus necesidades, trabajó con sus manos pintando mapas de marear o portulanos que vendía después a los navegantes, e hizo de mercader de libros de estampa. En 1488, invitado sorprendentemente por el rey portugués Juan II, parece que hizo un viaje rápido a Portugal. Poco después, se movía por Andalucía y visitaba a los duques de Medinasidonia y a los de Medinaceli, mientras llegaba a su fin la guerra de Granada, que tenía ocupados a los Reyes Católicos.


Colón y Portugal


Por los años 1480-1482, Cristóbal Colón era un buen navegante, un hombre práctico y autodidacta, pero carecía de ciencias y saberes teóricos: "En la marinería me hizo abundoso; de astrología me dio lo que abastaba, y así de geometría y aritmética". Para elaborar su plan descubridor, Colón, que era más medieval que moderno, y se sentía instrumento de la Providencia, utilizó varias fuentes informativas: la Historia rerum ubique gestarum del papa Pío II; la Imago Mundi del cardenal francés Pierre d'Ailly; y la Correspondencia y Mapa que, en 1474, el sabio florentino Paolo del Pozzo Toscanelli había hecho llegar al rey de Portugal a través de su amigo, el canónigo lisboeta Fernando Martins.De las dos primeras obras, que eran como enciclopedias del saber del momento y que estudió muy detenidamente, como demuestran las casi 1.800 apostillas o anotaciones al margen, extrajo referencias muy concretas sobre parajes bíblicos, situados en el fin del Oriente, como el Paraíso Terrenal, los Jardines del Edén, Tarsis y Ofir, el reino de Saba, los montes de Sophora, la isla de las Amazonas, que pronto situaría en distintas zonas de las Indias, porque para él allí estaba el extremo de Asia. De Toscanelli, que seguía a Marco Polo, recogió Colón todo lo relativo al gran kan, a la tierra firme asiática (Catay, Mangi y Ciamba) y sobre todo al Cipango, isla distante 1.500 millas del Continente y famosa por su riqueza.  





 Sin embargo, hay un punto en el que Colón discrepaba del sabio florentino: las distancias entre ambos extremos del Océano. Toscanelli asignaba al mismo 120 grados de la esfera terrestre (casi el doble de la que en realidad tiene), y, aunque situaba algunas islas en el camino, la empresa resultaba muy arriesgada. Por esta razón, los portugueses, tras estudiar el plan, lo rechazaron y archivaron. Colón, sin embargo, sabía que, en el capítulo de las distancias, Toscanelli estaba equivocado: al empezar el viaje descubridor, anunció que las primeras tierras se encontrarían a 800 leguas de las islas Canarias. Para defender su proyecto ante los expertos, tenía que entrar en mediciones sobre el grado y la esfera terrestres. Coincide con Alfragano: 1 grado = 56 millas y 2/3 (milla árabe de casi 2.000 metros); por tanto, la circunferencia del ecuador era igual a 20.400 millas. Esto daría 40.000 kilómetros para la circunferencia del ecuador (prácticamente la medida real). Sin embargo, Colón achica la esfera terrestre y da al ecuador una medida de unos 30.000 kilómetros, es decir una cuarta parte menos, porque está manejando la milla itálica, de unos 1500 metros. Hacia 1483 o 1484 defendió este proyecto ante los portugueses, que lo rechazaron. De mediciones, cálculos y Toscanelli, ellos sabían más que Colón. No les aportaba nada nuevo y además exigía mucho.Por los años 1480-1482, Cristóbal Colón era un buen navegante, un hombre práctico y autodidacta, pero carecía de ciencias y saberes teóricos: "En la marinería me hizo abundoso; de astrología me dio lo que abastaba, y así de geometría y aritmética". Para elaborar su plan descubridor, Colón, que era más medieval que moderno, y se sentía instrumento de la Providencia, utilizó varias fuentes informativas: la Historia rerum ubique gestarum del papa Pío II; la Imago Mundi del cardenal francés Pierre d'Ailly; y la Correspondencia y Mapa que, en 1474, el sabio florentino Paolo del Pozzo Toscanelli había hecho llegar al rey de Portugal a través de su amigo, el canónigo lisboeta Fernando Martins.De las dos primeras obras, que eran como enciclopedias del saber del momento y que estudió muy detenidamente, como demuestran las casi 1.800 apostillas o anotaciones al margen, extrajo referencias muy concretas sobre parajes bíblicos, situados en el fin del Oriente, como el Paraíso Terrenal, los Jardines del Edén, Tarsis y Ofir, el reino de Saba, los montes de Sophora, la isla de las Amazonas, que pronto situaría en distintas zonas de las Indias, porque para él allí estaba el extremo de Asia. De Toscanelli, que seguía a Marco Polo, recogió Colón todo lo relativo al gran kan, a la tierra firme asiática (Catay, Mangi y Ciamba) y sobre todo al Cipango, isla distante 1.500 millas del Continente y famosa por su riqueza. 

martes, 22 de noviembre de 2011

Introducción .

En este trabajo expondre un tema muy importante  que fue para Cristobal Colon  tema que sin el no se hubiera dado la historia de todo su rrerorrido que fue el documento es nombrado las Capitulaciones de Santa Fe, que son los documentos suscritos el 17 de abril de 1492, en la localidad de Santa Fe. Por los reyes Catolicos que recogen los acuerdos alcanzados entre los reyes y Cristobal Colon que fueron relativos a la expedicion a las indias por el mar hacia occidente.  Las capitulaciones de Santa Fe están marcadas por un fuerte tinte mercantilista, en ellas está completamente ausente la finalidad misionera, lo cual es perfectamente razonable, habida cuenta de que el viaje que se plantea es por el momento eminentemente comercial, y aún no se tiene idea de lo que Colón puede llegar a encontrar al cabo de la expedición. Las capitulaciones eran un contrato firmado entre los monarcas y particulares para la realización de distintas operaciones o acciones pero dicho contrato no tenían un caracter  bilateral si no que mas bien era una concesión.